En un pueblo pequeño de Argentina fueron robados seis kilos de dinamita.

Este hecho (por increíble que parezca, absolutamente real) me fue contado por uno de los protagonistas (no diré cuál).

Yo sólo cambie los nombres y el lugar.

Este curioso caso es el que narro en el primer cuento: "Humo de dinamita".

¿Qué pasó? ¿Quién y por qué robó la dinamita?


Les aseguro que la respuesta los va a sorprender tanto como a mí.


Libro seleccionado para representar a la Argentina en la Feria Internacional del Libro de Frankfurt 2022 y 2023

Publicado en Argentina y en Perú.

En Perú este libro, se llama La trenza robada al igual que el último relato, cuyo adelanto puedes leer al final de la página. 





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La trenza robada en Perú

Al final de esta página podrás leer el adelanto del cuento "La trenza robada". 

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La trenza robada (ADELANTO- FRAGMENTO)

La trenza robada

--Nos interesó especialmente su perfil.

Mis Lohan se acomodó los lentes y dejó en el escritorio la lapicera con la que había jugueteado

--Como usted ya sabe, se trata de un empleo temporario, sólo por el verano. Su trabajo consistirá en dar clases de apoyo a los dos hijos de la señora de Achával. Por esta tarea cobrará...

La suma triplicaba lo que yo ganaba en un año.

Había llegado a esa oficina céntrica, porque una amiga había visto el anuncio en una red laboral. "Mirá esto, es justo para vos" me había escrito, y por fin, esa calurosa tarde de noviembre, después de tres entrevistas, me confirmaban que había sido elegida para el puesto.

--Por supuesto cobraría un adelanto --dijo sonriendo muy amable, -para que puedan hacer frente a los gastos del viaje y el vestuario. El trabajo es en una casa de las afueras, como es un sitio alejado, tendría que mudarse con nosotros durante ese tiempo. ¿No le molesta, ¿verdad?

Me contuve para no saltar de alegría- No, por supuesto-contesté.

--¿Conoce Los altos de Halle?


Lo conocía de oídas, es un barrio cerrado donde vive gente de mucho dinero.

--Lucio, Eliseo y Lolita son muy buenos chicos; un poco "remolones" (sí, usó esa palabra) a la hora de estudiar, pero no va a tener problemas.

"¡Ajá!", pensé "Los niñitos deben ser tan tremendos que no hay profesor que aguante", pero enfrentar chicos problemáticos es algo que sé hacer bien.

--Esa no será su única tarea, deberá, como sin duda ya habrá imaginado, respetar las normas de la casa y obedecer todas las pequeñas órdenes que la dueña de casa pueda dar; siempre que se trate de órdenes razonables, se entiende. No hay problema, ¿verdad?

--Ninguno.

--Perfectamente. Por ejemplo, en lo que concierne al vestuario, la señora es muy estricta ¿sabe? Si le pidiéramos que utilice la ropa que nosotros le proporcionáramos, no habría inconveniente, ¿verdad?

"Por esa suma me pongo una nariz de payaso", pensé, pero confieso que miré de reojo el uniforme gris ratón de Miss Lohan.

--Muy bien. Entonces la esperamos mañana a las 9:00.

Bitácora

Hace una semana que estoy en la mansión. Los chicos son un poco traviesos, pero muy simpáticos. Me pareció que estaban un poco cansados de tanto estudio, así que recurrí a juegos y canciones para amenizar las clases. Y antes de ayer, se me ocurrió hacerlos representar una lección de historia antigua. Aprendieron y nos reímos mucho. ¡Más que un trabajo parecen vacaciones pagas! Esta tarde Lolita me pidió que "hiciéramos otra vez teatro". En eso estábamos cuando se nos acercó Lorna (la mamá de los chicos) y nos pidió participar. Me sorprendió un poco porque desde mi llegada habíamos hablado solo una vez.

--Por supuesto. Se acomodó el pelazo rubio en un rodete.

--Sigan- dijo y empezó a filmar con su celular.

Lucio, el mayor (que hacía de Julio César) se detuvo --¡Ma, basta! ¡A mi no me filmes!

--No lo voy a publicar en las redes, son para papá.

--¿Seguro?

--Sí, Lu, te lo prometo.

Supongo que Lorna pensó qué me debía una explicación porque bajó el celular y me dijo --Ya desde chiquito era así. Cada vez que me hacían una nota se escondía.

--¿Sí? Yo vi algunas de sus notas en la tele.

Sonrió.

--¡No me trates de usted! ¡Tenemos casi la misma edad! 

Entrecerró los ojos --¿Viste mis películas?

No las había visto porque no es un género que me atrape (son del tipo "chica conoce chico, se detestan, pero se aman y terminan muy, pero muy felices")

--No tuve oportunidad -dije --¿Cuál me recomendás?

--¡Ma!-protestó Eliseo- ¡Estábamos actuando!

--Retomemos dónde dejamos. Lucio es Julio César y vos, Marco Antonio.

--Después te paso alguna de mis películas- Lorna me guiño un ojo azul perfectamente maquillado y siguió filmando.

Noche

"¿Estás trabajando para Gladis Pechufili?"

Decía el mensaje que Sabrina me envió esa noche.

"¿Qué? ¡No!"

"¿No trabajas para Lorna Pit? La vedette que se casó con el magnate. Se llama Gladis Pefuchile"

Conozco a Sabrina desde que íbamos al jardín de infantes, pero nunca deja de sorprenderme ¿¡Cómo hace!? muchos creen que es adivina y, a veces (como en ese momento), yo también lo creo. Lo único que le había contado era que iría a una entrevista trabajo muy bien pago y que no quería hacer castillos en el aire, pero que si lo conseguía, con esa plata podría irme a vivir sola.

"¿Cómo lo supiste?"

"O sea que sí"
¡Era una trampa! pero ¿qué pistas dí? ¿Y cuándo?

Estuve a punto de preguntarle, pero me acordé de los papeles que había firmado el primer día. Conociendo a mi amiga, cualquier cosa que diga le daría información.

"No puedo contarte más nada porque firmé un contrato de confidencialidad"

"Lo que sí te puedo contar -seguí escribiendo-, es que los chicos son divinos y que este trabajo es genial".

"Ok. Decime si ves algo raro", me contestó.

¡Si veo algo raro!... ¿Raro como qué? ¿Que yo haya podido conseguir un trabajo tan bueno le parecía raro? ¿Era incapaz de alegrarse por mi? Escribí y borré varias veces y, por fin, dejé el celular sobre la mesa y fui a la cocina a tomar mate con Cele, una de las niñeras.

A la noche, vi que Sabrina me había enviado otro mensaje

"No dudo de tu capacidad"

"¡Ah bueno! "

"Pero avisame si notás algo que te llame la atención".

Le clavé el visto, contesté con un emoticón de "todo bien" a un mensajito que mi mamá me había enviado al medio día y apagué el celular.

Hoy a la mañana fui a tomar el desayuno con Cele. Estábamos "chusmeando" como dice Irma, cuando apareció Mis "Locan" (así le dicen secretamente las chicas a Mis Lohan) y se detuvo justo en la entrada de la cocina, hizo el ademán de dar un paso, pero retrocedió como si el piso quemase.

--¿Podría venir conmigo?

"¿Qué querrá?" le pregunté con la mirada a Cele, pero no pude interpretar su respuesta muda porque la Miss añadió terminante "Por favor".

--Le queríamos pedir un favor especial-; dijo cuando llegamos a su despacho --por supuesto que cobrará más por ello.

Me inquieté --¿Qué favor?

--Observamos la empatía que tiene con los niños y deseábamos preguntarle si puede participar en el acto del colegio. Fue un pedido de ellos.

Me sentí halagada --¿Sí? ¿Ellos lo pidieron ?

-Efectivamente. Entendemos que está fuera de sus funciones, por lo que éste será retribuido como corresponde; ¿cuál sería el monto por el que haría usted esta tarea extra?

"¿Iban a pagarme extra?", pensé.

--No, no sé, fíjenlo ustedes.

--Bueno no la entretengo más -Se puso de pie.

Si no fuera tan seca, la hubiera abrazado.

Le quería ir a contar a Cele, pero ya era la hora de la clase.

Los días pasaron, entre ensayos y lecciones. Lorna filmaba todo con su celular y lo compartía en las redes sociales. Entendí el fastidio de los chicos, aunque, por suerte yo no salía en sus posteos.

En el acto del colegio hacían "Rapunzel". Mi personaje llevaba un peinado especial y Lorna insistió en que fuera con su peinador.

Apenas llegamos al salón (se parecía más el lobby de un hotel lujoso que a cualquier peluquería que yo conozca), me presentó a Lizy:

--Ella es mi estilista personal, ¡vas a quedar genial!

Lizy sonrió y me preguntó:

--¿No te molesta cambiar un poco el color de pelo, ¿verdad? Igual, si no te gusta en una tarde puedes volver a tu color original.

La peluquera parloteaba sin cesar mientras me teñía y me peinaba. --A Lorna la peino desde que no era famosa. Ella sabe que aunque esté muy ocupada, siempre tiene la prioridad, porque gracias a que ella me recomendó, empezaron a atenderse conmigo todas las estrellas.

--Te recomendé y te sigo recomendando porque sos muy talentosa. --dijo Lorna mientras hojeaba una revista --¡Noo, ¡mirá quién se divorció!- Con una risita se recostó aún más sobre el sillón- ¡Y...el tipo no es tan pavote! ¡La iba a pescar! ¿Qué sabés de esto, Lizy? Contame.

--¡Mi amor!, no sé nada de nada, y aunque supiera, sabés que soy una tumba.

--Si, claro... La chiruza viene el jueves, ¿no? El viernes vengo a hacerme los claritos, así me contás todo.

Lyzi suspiró.

--Te voy hacer una trenza "a la Lizy"-sentí como un suave tironeo en el pelo. --Es especial, podés dormir y al día siguiente está intacta.

Esa noche, mientras cenábamos en el comedor diario con Cele y Marisa (la otra niñera de los chicos) Irma, Luisa y Ana (las encargadas de la limpieza), se apareció Lorna con una botella de champán.

--Es mi favorito y hace rato que tengo ganas de tomar un poco. Acompáñenme, chicas, y brindemos.

--Gracias, ¡pero no bebo!- me excusé.

--¡Un poquito de champán!- Lorna me acercó la copa --¡Ya lo abrí, dale! ¡Con esto no te podés emborrachar!

--¿Y por qué brindamos, señora?-preguntó Cele.

--Mi profesora de yoga dice que todos los días hay que agradecer al universo el milagro de la vida.

--Por el universo entonces- asintió Marisa, levantando la copa.

Cuando me acosté estaba un poco mareada y tan cansada que apenas alcancé a poner la alarma del celular, apagué la luz, y me dormí.

Me despierto y siento algo raro. Mi cabeza me parece muy liviana. Demasiado liviana. Me llevo la mano a la nuca y toco, mejor dicho NO toco mi pelo. Me levanto de un salto y me miro en el espejo. Grito.

Cele entró de inmediato:

--¿Qué te pasa?

--¡Me cortaron el pelo!

--¿Que te...qué? ¿Quién fue?

--No sé.

--¿Pero cómo? ¿Estás bien? ¿Te lastimaron?

Sacudo la cabeza, quiero contestar, pero en vez de palabras me sale un sollozo.

Cele me abraza.

--Tranquila...

--¿Qué pasa?- preguntó Marisa, asomándose.

--Nada, por favor, tráeme un vaso de agua y avísale a la señora.

Mientras bebo el agua y me voy calmando llegan Miss Lohan seguida de Lorna.

--¿Entró alguien? ¿Por dónde? ¿Falta algo?

--No falta nada señora -dijo Marisa-.Con Cele ya revisamos la habitación.

Lorna me mira.

--¿Te duele algo?

No me duele nada. Nada de nada, pero alguien entró y me cortó la trenza.

 

¿ Como sigue el relato? ¿Qué macabra historia encierra la desaparición de la trenza?

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