Libro sobre las hadas:

Este libro fue encontrado en el árbol 63 del bosque de los cedros azules. Según los especialistas la autora es el "Hadabuela" Cirella Titanus descendiente directa de Titania ( reina de las hadas) y sobrina nieta de la célebre Dama del Lago.

Quienes son las hadas pag 6 ─7─8 9

Introducción:

¿Cual es el origen de las hadas? ¿Dónde viven? ¿Son siempre buenas? Estas y otras preguntas son formuladas constantemente tanto por las hadas jóvenes como por las niñas. Por ello decidí redactar este libro en el que intento responder algunos interrogantes y despejar las dudas.

Lo dedico a todas las curiosas haditas, a las niñas que creen en nosotras y muy especialmente a mi nieta Mailen, una pequeña hada cuyos hechizos no están saliendo del todo bien últimamente.

¿Quienes son las hadas?

Niñas daremos un paseo por el bosque.

Shh... silencio ¿oyen la música? No, no es el ruido que hacen las hojas movidas por el viento, presten atención; ¿escuchan los acordes suaves de una melodía? Ahora miren con cautela hacia la luz, distinguirán pequeñas figuras del color del aire.... Son bellas damitas que están bailando en ronda. Algunas tienen largos cabellos azules y trajes verdes, otras parecen sirenas, pero no lo son. Todas son hadas.

Pero ¿quienes son las hadas?

Supongo que hoy en día, las hadas necesitan que se las describa de algún modo ya que se volvieron bastante raras y tímidas con la gente.

(Hubo buenas y poderosas razones para que esto ocurra de este modo, más adelante lo aclararé)

Son seres femeninos hechos de una materia similar a la de la luz, el sonido y el aire, habitan, junto a otros seres mágicos, el basto y luminoso reino de la fantasía repleto de música, de deliciosos peligros y aventuras fantásticas.

Bosques, valles, lagos son el paisaje ideal para albergarlas, allí danzan y cantan en rondas siempre descalzas.

No entienden ni gustan de las máquinas ni de los aparatos de nueva tecnología, a decir verdad, no los necesitan ya que con frecuencia acuden a la magia, desde la común y cotidiana que las ayuda a desaparecer en silencio y rápidamente cuando la gente se acerca, hasta la que requiere de varitas, hechizos y palabras especiales.

Visten ropas tejidas con hebras de flores o hilos de agua. Algunas sólo admiten ponerse vestidos del color del cielo, otras de gustos más amplios llevan tenues ropas color oro, verdes y amarillos. No usan zapatos, porque prefieren trasladarse por el aire o el agua. Poseen bellísimos rostros, frágiles cuerpos, risas cantarinas y melodiosas (a decir verdad, no todas: Cudilia, una de mis tías, tiene una risa que suena como la sirena del carro de bomberos, pero algo más desafinada; por lo general intentamos contarle cosas aburridas o tristes para evitar que la pobre estalle en ruidosas carcajadas)

La gran mayoría sabe descifrar los secretos que encierran las hojas y las plantas; conocen muchas recetas para curar las heridas y aliviar el dolor. Se puede afirmar que son grandes estudiantes, muy disciplinadas a la hora de aprender algo nuevo.

Es un error suponer que todo puede resolverse con magia y desde muy pequeñas las hadas comprenden que en verdad son escasísimos los asuntos que pueden arreglarse contando hasta tres. Por eso todas son muy laboriosas: limpian sus casas, los bosques y las aguas, lavan sus ropas, y se dedican ( como yo) a coser, cocinar y tejer.

Sin embargo, exceptuando a algunas ( entre las que me encuentro) son pocas las que saben contar hasta seis. La mayoría considera que las cifras terminan con el número tres y a partir de allí los elementos se dividen en pocos, algunos, muchos, demasiados y ¡Uf! Demasiados! Hazlo tú!

Algunos magos( como Merlín) intentaron enseñarles a contar, pero todos sus esfuerzos fueron vanos. La dama del Lago, mi tía abuela, es una de las pocas que aprendió los secretos de las matemáticas y hasta los de la física, por eso se convirtió en un hada más sabia y poderosa que las demás.